Muchas de las prácticas ganaderas más habituales del país serían ilegales si se aplicaran contra perros y gatos.
Poniendo el especismo en nuestro radar
En su libro innovador, Liberación Animal, el profesor de filosofía Peter Singer popularizó el término especismo. Escribió:
Los racistas violan el principio de igualdad al dar mayor peso a los intereses de los miembros de su propia raza cuando existe un conflicto entre sus intereses y los de los de otra raza. Los sexistas violan el principio de igualdad al favorecer los intereses de su propio sexo. De igual manera, los especistas permiten que los intereses de su propia especie prevalezcan sobre los intereses superiores de los miembros de otras especies. El patrón es idéntico en ambos casos…
Si un ser sufre, no puede haber justificación moral para negarse a tomar en cuenta ese sufrimiento.
Oponerse al especismo no significa tratar a todas las especies por igual en todas las situaciones; más bien, significa no usar la especie de un individuo como base para dañarlo o protegerlo. Si está mal matar a un perro para comer, también lo está matar a un pollo o a un cerdo, ya que no existen diferencias significativas en su deseo de evitar el miedo y la muerte.
“La pregunta no es: ‘¿Pueden razonar?’ ni: ‘¿Pueden hablar?’, sino: ‘¿Pueden sufrir?’”
Los animales que comemos
Amamos a los perros y a los gatos. Pero los animales explotados en las granjas, como las vacas, los cerdos y las gallinas, son vistos como objetos que se pueden convertir en alimento. Esta es una de las formas más extendidas de especismo.
En la edición de septiembre de 1976 de la revista especializada Hog Farm Management, John Byrnes recomendó: “Olvídense de que el cerdo es un animal. Trátenlo como una máquina en una fábrica”. La industria porcina continuó haciendo precisamente eso, como lo ilustró 30 años después un portavoz del Consejo Nacional de Productores de Carne de Cerdos: “Así que nuestros animales no pueden dar vueltas durante los dos años y medio que pasan en los establos produciendo lechones. No sé quién le preguntó a la cerda si quería poder darse la vuelta”.
Los animales criados para consumo viven vidas tristes, normalmente en bodegas oscuras que ni siquiera reconocerías como granjas. No pueden respirar aire fresco y viven sobre concreto o rejillas que dañan sus patas. Cuando llega el momento de ser asesinados, los amontonan en camiones y los exponen durante horas o incluso días al frío extremo, la lluvia o el calor intenso. Son asesinados cuando apenas han vivido una fracción de su vida natural.
Mataderos
Es difícil comprender lo horribles que son los mataderos—tanto para los animales como para los humanos—sin haber visitado uno.
Para obtener la mayor ganancia, matar y desmembrar a los animales debe hacerse rápidamente, y muchos animales permanecen conscientes durante gran parte del proceso. A las vacas se les pueden cortar las pezuñas y arrancar la piel antes de que hayan muerto por completo. Los cerdos a menudo son sumergidos en tanques de agua hirviendo mientras todavía están vivos.
Muchos pollos y pavos aún están vivos cuando los introducen en los tanques de agua hirviendo, esta práctica tiene como propósito aflojar sus plumas. Se puede reconocer a estas aves porque su carne se vuelve de un rojo intenso mientras se ahogan en el agua a muy altas temperaturas.

Trabajadoras y trabajadores tratados “como animales”
Este sistema brutal también trata a quienes trabajan en los mataderos más como objetos desechables y reemplazables que como seres humanos.
La investigación de National Public Radio de 2016, Working The Chain: Slaughterhouse Workers Face Lifelong Injuries, describe cómo cada trabajadora y trabajador debe realizar miles de repeticiones al día con pocas pausas, lo que provoca una amplia variedad de lesiones musculares y nerviosas. Ganan salarios bajos y se les despide cuando sus lesiones les impiden trabajar.
Gloria Sarmiento, defensora de las y los trabajadores menciona:
“La velocidad de la línea de trabajo es realmente rápida. Los supervisores gritan todo el tiempo… Nos están tratando como animales.”
Los trabajadores de los mataderos realizan un trabajo—matar animales inocentes—que pocos consumidores de carne estarían dispuestos a hacer. Una serie de investigaciones muestra que las terribles condiciones laborales afectan a las y los trabajadores, quienes en ocasiones llegan a actuar de manera cruel hacia los animales. Es un círculo vicioso de abuso.
Leyes que prohíben denunciar abusos en granjas (Ag-gag)
Decenas de investigaciones encubiertas han revelado el maltrato hacia los animales en las granjas, y la industria ha respondido intentando castigar a quienes denuncian estos abusos. Impulsados por la industria, algunos estados han aprobado leyes “Ag-Gag” que criminalizan exponer estos maltratos en Estados Unidos.
Si bien los países latinoamericanos pueden no tener leyes idénticas a las leyes Ag-Gag de Estados Unidos, existen algunos otros mecanismos legales que pueden usarse para suprimir la exposición del maltrato animal, a menudo bajo regulaciones más amplias relacionadas con el orden público, la moralidad o la seguridad nacional.
Efectos ambientales
La ganadería es una de las mayores responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, la deforestación, la contaminación del agua y del aire. La ciencia es clara: lo que comemos tiene un gran impacto en el planeta. Por suerte, con tantas opciones veganas disponibles, es más fácil que nunca tomar decisiones alimenticias que ayuden al ambiente.
Por ejemplo, según un estudio de 2018 de la Universidad de Michigan, una hamburguesa vegana Beyond Burger de un cuarto de libra es prácticamente idéntica nutricionalmente a una hamburguesa de carne de vacas de un cuarto de libra, pero genera 90% menos emisiones de gases de efecto invernadero, requiere 46% menos energía, 99.5% menos agua y utiliza 93% menos tierra en comparación con la producción, el empaque y la distribución de carne de vacas en Estados Unidos.
Racismo ambiental
Las granjas de cerdos y lácteos generan enormes cantidades de desechos, que se almacenan en lagunas y luego se rocían sobre los campos. Un artículo de 2017 del Sierra Club, The CAFO Industry’s Devastating Impact on the Environment and Public Health, informa:
Si los desechos se rocían con demasiada frecuencia, saturan el suelo y se filtran hacia el acuífero y los ríos y arroyos cercanos. Esta práctica también aerosoliza o pulveriza en el aire la materia fecal, creando partículas tóxicas que son arrastradas por el viento hacia los hogares cercanos, acompañadas de un olor terrible que obliga a las y los residentes a permanecer dentro de sus casas. La mayoría de esos hogares pertenecen a personas afroamericanas, quienes durante décadas han visto cómo sus propiedades se llenan de desechos porcinos y sus pozos de agua se contaminan.
Durante 30 años, sus quejas sobre el efecto en su salud y calidad de vida han sido ignoradas en la Asamblea estatal de Carolina del Norte, convirtiendo esto en un claro caso de racismo ambiental con un costo humano cuantificable.
En México, la comunidad maya de Sitilpech, en Izamal, Yucatán, ha mantenido durante años una lucha por proteger sus tierras de las mega granjas porcinas que operan en la zona desde hace más de 20 años y sus instalaciones albergan hasta 50,000 cerdos.
La comunidad ha denunciado contaminación del agua potable y de sus cultivos, con presencia de coliformes fecales, grasas y aceites en los pozos, según reportes de la Comisión Nacional del Agua en 2022. Además, se han registrado problemas de salud como erupciones cutáneas, picazón, diarrea y vómitos tras el contacto con agua contaminada. La comunidad también ha enfrentado represalias de las autoridades al intentar bloquear el acceso a las granjas en protesta por el incumplimiento de acuerdos previos.
A pesar de estas dificultades, Sitilpech emitió en el 2023 la “Declaratoria sobre un Pueblo Libre de Mega Granjas Porcícolas”, exigiendo el retiro de los cerdos y el respeto a sus derechos territoriales y culturales. Esta resistencia forma parte de un movimiento más amplio en Yucatán, donde varias comunidades mayas buscan proteger su medio ambiente y su forma de vida frente a la expansión de la industria porcícola.
Lácteos y huevos
Los cuerpos de las vacas explotadas por su leche y de las gallinas explotadas por sus huevos son obligados a producir mucha más leche y huevos de lo que sería natural. Cuando su producción disminuye, y aún siguen siendo muy jóvenes, son asesinadas.
Para producir cantidades de leche rentables, una vaca debe ser preñada cada año. Aunque el vínculo entre la madre y su cría es uno de los más fuertes en la naturaleza, a los becerros se les separa de sus madres a pocas horas de nacidos, y no volverán a estar juntos. Los machos serán asesinados en unos cuantos días o semanas para ser vendidos como carne de ternera.
Las investigaciones encubiertas demuestran que los llamados “huevos libres de jaula” no provienen de gallinas felices.
En la industria del huevo, los pollitos machos son asesinados al nacer y a menudo son triturados vivos debido a que sus cuerpos no crecen lo suficiente como para ser criados para vender su carne.
¿Debemos comer animales?
Aunque la mayoría de las sociedades han consumido productos de origen animal a lo largo de la historia, no los necesitamos. El movimiento vegano comenzó en la década de 1940 y, desde entonces, innumerables infantes han sido criados como veganos y han crecido hasta convertirse en adultas y adultos sanos.
La Academia de Nutrición y Dietética sostiene que las dietas vegetarianas, incluidas las veganas, bien planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proporcionar beneficios en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades. Estas dietas son apropiadas para todas las etapas de la vida, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez, la adolescencia, la edad adulta mayor y también para atletas.
Tomar una postura
Al llevar una alimentación vegana—sin consumir carne, lácteos ni huevos—puedes oponerte al especismo y a las violaciones a los derechos humanos que implica la industria animal.
Aunque al principio pueda sonar intimidante, si experimentas con la gran variedad de alimentos que están disponibles y sean ricos en proteína, y das el cambio a tu propio ritmo, pronto se volverá algo natural.
Asegurar una nutrición óptima
En promedio, las personas veganas tienen niveles más bajos de colesterol y presión arterial, una tasa mucho menor de diabetes tipo 2 y un riesgo reducido de cáncer. Una dieta vegana proporciona abundante fibra, la cual está vinculada a resultados positivos para la salud y de la que muchas personas que consumen carne carecen.
Sin embargo, hay algunos nutrientes a los que debes prestar atención a largo plazo—consulta Consejos de nutrición para personas veganas.
Carne: ¿símbolo de hombría o de crueldad?

Hacerse vegano es la mejor manera de unirse al movimiento contra el especismo. Siento un gran alivio al saber que no pago para que maten animales.
Comer carne suele presentarse como algo “varonil”, y se promociona a los hombres como necesaria para desarrollar músculos. Pero existe un lado negativo en consumir grandes cantidades de carne con ese objetivo. Una investigación realizada entre adventistas del séptimo día vegetarianos encontró que los hombres vegetarianos tenían un 38% menos de riesgo de sufrir enfermedades coronarias, lo cual probablemente se relacionaba con el consumo de carne de res en los participantes que sí comían carne (1). ¡La carne y la industria cárnica no son amigas de los hombres!
El creciente número de fisicoculturistas, levantadores de pesas y otros atletas veganos exitosos demuestra que no necesitas productos de origen animal para desarrollar músculo.
Como atleta vegano desde hace 20 años, sé por experiencia propia que no tienes que comprometer tus principios para desarrollar músculo. La fuerza de la que más orgulloso me siento es la de la compasión.
Como fisicoculturista desde hace dos décadas, he descubierto que es más fácil obtener proteína, ganar músculo y sentirme mejor al alimentarme a base de plantas. La verdadera fuerza proviene de defender a los animales inocentes que merecen el simple respeto de no ser maltratados.
Plantas y proteína
Todos los alimentos de origen vegetal contienen los aminoácidos esenciales, que son los componentes básicos de la proteína. Para cubrir los requerimientos de proteína y sentirse satisfecho, es importante asegurarse de incluir cada día algunos alimentos vegetales ricos en proteína.
Las opciones más sencillas son las carnes veganas, que están cargadas de proteína. También las leguminosas—cacahuates, frijoles, lentejas y chícharos—y los alimentos derivados de ellas son excelentes fuentes de proteína.
Acerca de la soya
Los alimentos de soya—como el tofu, el tempeh y la leche de soya—son ricos en proteína. La industria cárnica ha percibido una amenaza en la soya y difunde propaganda en su contra, pero no te dejes engañar: todos los organismos científicos serios consideran que consumir soya es seguro.
Dicho esto, no hay ningún problema en llevar una alimentación basada en plantas sin consumir soya—¡hay muchísimas alternativas!
¿Vas a organizar una parrillada?
¡Elige entre una gran variedad de deliciosas hamburguesas y salchichas veganas, ricas en proteína, para poner en la parrilla! Están disponibles en la mayoría de los supermercados. También puedes optar por asar tus vegetales favoritos.
No te preocupes tanto por los detalles
Hacer un cambio muy drástico no siempre es lo mejor. Incorpora nuevos hábitos a tu propio ritmo para que puedas mantenerte.
No te preocupes tanto al principio por evitar ingredientes animales ocultos: a medida que la sociedad deje de usar animales, estos subproductos desaparecerán. Intenta evitar los productos animales más evidentes, como las carnes o leche de vacas, sin estresarte por los ingredientes ocultos.
Pero no te enfoques en consumir animales pequeños
Aunque pueda ser más fácil identificarse con los mamíferos, no hay duda de que las aves son inteligentes y pueden sufrir. También existe evidencia científica de que los peces sienten dolor y pueden reconocerse en un espejo, lo que demuestra que tienen autoconciencia.
Como se necesitan más animales pequeños para alimentar a una persona, lo más sensato no es cambiar de una especie a otra, sino reducir todos los productos de origen animal a un ritmo que te resulte sostenible.
Las aves no son autómatas simples e inconscientes, sino que presentan un comportamiento complejo, aprenden con facilidad, muestran una rica organización social y tienen un repertorio diverso de llamados. Cualquiera que haya cuidado aves de corral también reconoce sus marcadas diferencias de personalidad.
¡Únete a nosotras y nosotros!
Según encuestas encargadas por el Vegetarian Resource Group, hay aproximadamente 7.6 millones de adultas y adultos veganos en Estados Unidos, frente a medio millón a mediados de los años 90.
En América Latina, el porcentaje de personas veganas varía entre los países. Por ejemplo:
- México: Aproximadamente el 9% de la población adulta se identifica como vegana.
- Brasil: Alrededor del 8% ha mostrado interés en la alimentación basada en plantas.
- España: Se estima que hay aproximadamente 276,000 personas veganas, lo que representa un 0.7% de la población adulta.
Aunque no se dispone de un número exacto de personas veganas en toda la región, estas cifras sugieren que el veganismo está ganando terreno en Latinoamérica y España.
Nuestros números están creciendo, pero la mayoría de las personas aún consume carne por conveniencia. Aunque es más fácil seguir la corriente, las personas con más convicciones defienden lo que creen—especialmente a quienes están siendo explotados y maltratados.
Al unirte al creciente movimiento de personas que se oponen al especismo, reducirás la demanda por productos que lastiman a los animales. A medida que más personas se sumen, alcanzaremos un punto de inflexión que permitirá salvar millones de animales.
Apoyo de la comunidad
Si quieres tener éxito, es útil conectarte con otras personas. Probablemente haya grupos veganos en tu zona que organizan eventos sociales en restaurantes locales. Te recomendamos revisar grupos en Facebook y otras redes sociales.
¡Tú puedes ayudar!
Combatir el especismo significa no apoyar la violencia que se ejerce sobre los animales criados para consumo. ¡Al reducir y, eventualmente, eliminar los productos de origen animal, puedes contribuir a poner fin al especismo!
Creo que todas y todos tenemos la capacidad de detenernos, reflexionar y decir: ‘Si te conociera, no te comería’. Y, en cierto sentido, realmente es así de simple.
¿Le darías una oportunidad al veganismo?
Permítenos ayudarte a través del Semanario Vegano, un programa guiado y gratuito que te brindará todo lo que necesitas para empezar a comer vegano.
Estarás sustituyendo gradualmente tus comidas por alternativas veganas y recibirás consejos de nutrición, recomendaciones de productos y recetas que harán tu transición más fácil y, sin duda, más deliciosa.
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